El Director: Juan Carmona

La trayectoria personal y artística de Juan Carmona Cabello no obedece en lo más mínimo a la improvisación, al capricho, al azar, al desorden. A lo largo de los años ha ido trazando los agitados surcos de su existencia movido por sueños, imperceptibles para la mayoría, pero concretos, contundentes, congruentes, realistas. Sueños y visiones que nacen de situaciones de marginación, de soledad, enfermedad, pobreza que le han envuelto en todas las esquinas de su ser. Lo que le da autenticidad, músculo, resorte, impulsos, perspectivas de presente y miradas de futuro: la percepción de la vida desde cielos altos y horizontes lejanos. Un caminar, una búsqueda, un compromiso -al margen de las comprensiones racionales-, cargado de dolor, desafectos, burlas y algunos apoyos solidarios.

El desencanto general no le ha vencido. La inmensa paciencia, la sabiduría de larga espera, le mantienen franca la sonrisa y abiertas formas y el talante, pese a las puertas que se le cierran cuando ofrece sus proyectos que poco, muy poco, tienen que ver con emolumentos y réditos económicos. Siente que hoy, en general, el artista, el teatrero, ha desertado del presente, del compromiso con el aquí y el ahora, ante la agresión que el hombre, el amigo, la Naturaleza está sufriendo

Es enemigo de la complacencia, de los cortos de iniciativas, de los que prefieren lo más seguro y rentable.

Por ello discrepa, sin aspavientos, del enfoque que hemos ofrecido de los artistas e intelectuales, la familia teatral en general, durante la dictadura: no todos se sumaron a la lucha a favor de la libertad. Antes y ahora hubo y habrá rompedores, gente que se ha ido desangrando por el camino y gente acomodada a los aires del momento, al calor o la sombra de los poderosos. Frente a esa actitud pasiva se opone la de los agitadores de la cultura y la vida. Esa es parte de su leyenda. Un hombre de ideas firmes, de intuiciones y horizontes en proceso constante de performance, sometiendo su cuerpo y su alma a su peculiar método para extraer las lecciones, los postulados del cómico, sobre el ser humano y compartirlas con sus congéneres en el acto de comunión más antiguo: el teatro.

(Artículo de Cirilo Leal. Diario de Avisos)

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